Águeda Prieto Llamas, 4º ESO B.
Una profesora propone un juego literario a su alumnado, tras leer Crónica de una muerte anunciada, de Gabriel García Márquez. Tienen que imaginar una carta más de Ángela Vicario a su añorado Bayardo San Román. Les deja como modelo para su inspiración el siguiente fragmento de la novela
Mi tan estimado Bayardo San Román, el hombre que no supe dejar de amar;
¿Sabes? A veces añoro tu recuerdo. Añoro el verte, el darte mi amor, el ser tu amante; pero nunca añoré tu respuesta a mis cartas, inexistente como tu presencia en nuestra cama, aquella que siento cada madrugada que me despierto sola, abandonada, ignorada, y maldita.
¿Acaso lees mis cartas? ¿Acaso las abres? ¿Acaso las recibes? ¿Me echas de menos? ¿Me piensas? ¿Acaso me recuerdas? Me pregunto si siquiera me haces caso, y aunque sea mires mis cartas, las de una joven solitaria, abandonada, ignorada y maldita por tus memorias.
A veces me levanto sintiendo tu tacto en mi piel: a veces repugnante, a veces nostálgico. Lloro de todas maneras, no importa la manera en la que te recuerde. ¿Sabes? No sé si lloraría si volvieses. Lo dudo de todas maneras, asumí hace tiempo que escribo para nadie, enviándole mis cartas al fantasma del que alguna vez fue mi amor verdadero.
Ya estoy hablando de nuevo sin pensar, ¿no es así? Debería dejar de escribirte, pero por desgracia, eres muy adictivo.
Te echo de menos,
Ángela Vicario.
Postdata: Vuelve pronto, por favor.
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